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domingo, 2 de septiembre de 2012

Caminar siempre hacia la dirección correcta


Isaias 43:18

El Rio fluye en una sola dirección, cuando se encuentra con una tormenta pierde la dirección; por eso no debemos hacer nada hoy que nos comprometa  mañana.

Si no encontramos el camino correcto, podríamos llegar a uno sin salida. Tenemos que buscar el punto correcto, porque no existe la casualidad. Lo que existe son accidentes que surgen de las más profundas fuentes del destino creado por nosotros. 

El destino no existe, es una creación del hombre sobre la tierra. Debemos de seguirnos a nosotros mismos, porque de lo contrario, nos perderemos. Muchos dicen  que el destino es una creación humana para justificar sus acciones en lo incierto y no en lo verdadero.

El destino no es lo que te va a pasar, sino lo que con tus acciones quieres que pase. Cuando menos te lo esperas, los errores del pasado pueden venir a remover en el presente y nunca sabes a donde te va a llevar. Puedes estar seguro, que te llevará a un sitio al que no deseas ir.

El destino... es algo así como lo que no esperas por un acto indebido, pero en realidad está ahí. Tarde o temprano te atrapará por tus hechos y no te dejará escapar. ¡Siempre te perseguirá!  Las acciones equivocadas son nuestro destino.

El destino recuerda que un error producto de una tormenta, es el pellizco en la mente que no nos dejará dormir en paz, porque aún tienes algo que superar. Y es que cuando no se subsana el hecho, la  reputación queda en tela de juicio.

Nunca debemos dejar en manos de alguien algo de nuestra intimidad, porque ese algo, nos puede hacer perder a alguien.

Camino incorrecto
 “Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová”. (Jeremías 3:1)

No debemos de acordarnos más de otros tiempos, ni soñar ya más en las cosas del pasado, ni traer a nuestra memoria cosas antiguas que nos empujaron a cometer errores. 

El pasado es el demonio. No podemos escapar de él. Siempre está detrás de nosotros. Nos empuja a que todo lo que  era ganancia, se  convierta en pérdida total por fijarnos en lo que no es nuestro; ¡¡¡Quedamos en banca rota!!! Hoy, el error, lo consideramos basura a fin de remediarlo.

“No te refugies en el ayer con los recuerdos gratos o dolorosos, o en el mañana, por medio de tu imaginación, con sueños irrealizables o con ideas que te causan temor. Porque vivir de esta manera te puede producir dos cosas: vivir en un mundo de fantasía como forma de escape para no enfrentar tus debilidades, o vivir esclavizado a temores que si persisten pueden convertirse en realidades”… “Tu pasado lo debes ver solo para entender, aprender y perdonar pero no para estar encadenado a él”

Ya no debemos mirar hacia atrás, nuestros sueños marchitos de primaveras.  Algo perdimos en el camino por lo cual hoy no vemos lo que era normal. Lo más importante es regresar al camino donde nos encontrábamos ante de la desviación de lo correcto.

Hay que seguir adelante a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fuimos alcanzado por Cristo Jesús. “Amén”

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