
Por:/Lic. Luis Ma. Ruiz Pou
pelandoelplatano@gmail.com
La Constitución consigna los derechos y deberes ciudadanos y es, al propio tiempo, un instrumento de defensa de las libertades públicas.
”El despertar tiene su encanto cuando remite a un futuro por conquistar…Cuando la imagen de futuro se diluye, lo nuevo deviene en una amenaza de lo existente. El mismo presente pierde su perfil y se disgrega, gris en gris”. (Norbert Lechner)
Actualmente nuestra sociedad está observando con estupor como los partidos representados en
El tiempo ha ido demostrando que el espíritu de esa nueva regla jurídica lo que busca es una alianza entre la oligarquía y políticos oportunistas para sus mutuos beneficios. Por eso, hoy en día, la práctica de la corrupción en países como el nuestro es propia de ambientes marginales, es decir, de sectores echados a un lado, que se relacionan con otras formas de delincuencia.
La corrupción está estrechamente ligada con la actividad política. En casi todos los países, corruptores tienen cabilderos o lobistas en los congresos, quienes reciben un porcentaje por proyectos de leyes que son aprobados. Esta situación es más habitual en países donde la actividad de lobista es legal. El corrupto está a nuestro lado y detrás de nuestros asientos.
El trabajo de esos lobistas es detectar a legisladores sin principios éticos, para de una manera “especial”, convencerlos de aprobar proyectos que favorezcan los intereses de los sectores que ellos representan. Estos señores, son los forjadores de una alianza entre los corruptores y los corruptos en potencia que, finalmente, serán coronados de gloria y honor por su actuaciones.
Los lobistas y cabilderos lograron que una mayoría de los parlamentarios, que discuten el proyecto de la “nueva” Constitución, aprobaran una serie de artículos que solamente favorezcan a sectores económicamente poderosos, de las iglesias y a eventuales futuros presidentes para que nazcan legalizados sus actos de corrupción.
Los cabilderos purpurados presionaron por medio de chantajes a los borregos que por su falta de seguridad personal, además de “carencia de luces intelectuales y virtudes morales”, prohibieron, con el famoso artículo 30, toda forma de interrupción del embarazo, incluyendo el aborto terapéutico.
Estos señores, cercenaron el derecho de los ciudadanos de recurrir en inconstitucional de un acto, que fue una conquista del doctor Peña Gómez con la reforma de 1994. Hoy están quitándole ese derecho a la persona común de elevar recursos de inconstitucionalidad. A modo de ejemplo, ningún ciudadano podrá invocar inconstitucionalidad por una indelicadeza de Estado, como el caso de la “Sun Land”.
El sector turístico e inmobiliario, a través de sus cabilderos, logró que le sancionaran limitar el acceso a las playas, ríos, lagos, lagunas, sobre la base del respeto de la propiedad privada.
Para poder malversar fondos públicos, legalmente como funcionario, intentaron limitar la ley de “Libre Acceso a
El pacto firmado por los presidentes de los dos partidos mayoritarios, nos despertó de la pesadilla de una imagen de futuro que creíamos conquistar; sin embargo, esta se disgrega, se torna de gris en gris por el apoyo de una “nueva Constitución”, que al final de la jornada, resultará en una nueva forma de corrupción.
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