Luis Ma. Ruiz Pou/
pelandoelplatano@gmail.com
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El “Culto a la Personalidad” o “Culto a la Persona”, es a la adoración y adulación excesiva de algunas personas hacia un líder vivo, carismático. Por lo general unipersonal, especialmente un jefe de Estado.

Dentro de las características del “Culto a la Personalidad” tenemos la presencia exagerada de imágenes, vallas aéreas fotográficas y eslogan en los medios masivos de comunicación, entre otros actos de apasionada devoción.
Por otra pate, la “Corrupción”, es definida como "el abuso de poder público para obtener beneficio particular" (Monografía.com). En su actual sentido social y legal, es la acción humana que viola las normas legales y los principios de la ética, mediante la desviación de caudales públicos hacia objetivos distintos (campaña política) a los que consigna el presupuesto en ejecución.

El “Culto a la Persona” de Trujillo, se inició con los esloganes, afiches y comentarios de intelectuales por los medios de comunicación para favorecer el continuismo del “Jefe”, vía la repostulación presidencial. Trujillo utilizó fondos públicos para su continuismo de Estado, que finalmente lo convirtió en un dictador.
El 30 de mayo de 1961 terminó la “Era de Trujillo”, sin embargo, la muerte física del “Jefe” y la desaparición de la dictadura unipersonal, no hizo desaparecer el “Culto a la personalidad”.
Tenemos de ejemplo al doctor Joaquín Balaguer y Ricardo, quien forzó el continuismo en el poder a través de consecutivas repostulaciones, con empeño tal que para mantenerse en el poder utilizó no solamente los caudales públicos, sino que llegó a fomentar la corrupción administrativa. En una ocasión, Balaguer dijo que en su administración de doce años habían surgido trescientos (300) nuevos millonarios. Luego a Balaguer se le bautizo como “Padre de la Democracia”
Hoy vemos cómo, debido a la ambición de poder desatada por el actual mandatario y presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), doctor Leonel Fernández Reyna, se ha escapado de la botella “el diablo del continuismo” y el culto a su persona como progonos amantes de lo ajenos.


Por esas chulerías mediáticas, al “príncipe” se le despertó el apetito del continuismo, por eso, hábilmente engatusó al imberbe “Miguelito”, elaborando el famoso “Pacto de las Corbatas Azules” para lograr modificar en su totalidad la Constitución en beneficio de Él y sus allegados empresarios de FUNGLOBE. En la misma, fue abolida la “re-postulación presidencial (muchos equivocadamente hablan de reelección).
Las intenciones del “Príncipe” han sido tomadas en cuenta por sus funcionarios, quienes no siendo “Pendejos”, están metiendo mano al erario público a través del presupuesto nacional para promocionar tanto a la Primera Dama como a Leonel y de paso, favorecerse económicamente. De ahí los escándalos de corrupción y lavado de dinero proveniente del narco denunciados por algunos medios; sin embargo, el “Príncipe” está como aquel merengue sin letras: -“No dice nada, no dice nada”-. Pero tampoco no oye, no ve y no siente nada.
Por tales mituvos se explica la tolerancia hacia esos funcionarios señalados como corrupto, que en algunos casos son “patológicos”, por el goce de privilegios de Estado que permite que prevalezca una moralidad del lucro privado sobre la moralidad cívica.
¿Será cierto que el “Culto a la Personalidad” y a la “Re-postulación” genera corrupción? Habría que preguntárselo, entre otros, a los “sicarios” de la comunicación de masa, que no son pocos y que al país las mesadas les cuestan aproximadamente unos 700 millones de pesos cada mes. ¡¡¡Coooomo!!!.. ¡¡¡Si, si, mensualmente!!!
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