Luis Ma. Ruiz Pou/
pelandoelplatano@gmail.com
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El “Culto a la Personalidad” o “Culto a la Persona”, es a la adoración y adulación excesiva de algunas personas hacia un líder vivo, carismático. Por lo general unipersonal, especialmente un jefe de Estado.
Este término fue acuñado en 1956 por el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética Nikita Jrushchov (Krushchev), en un discurso e a Lósif (José) Stalin, en el XX Congreso del Partido. En esa ocasión definió el “Culto a la Personalidad” como una elevación en dimensiones religiosas o la admiración a nivel de religión de figuras líderes carismáticas en la sociedad o la política.
Dentro de las características del “Culto a la Personalidad” tenemos la presencia exagerada de imágenes, vallas aéreas fotográficas y eslogan en los medios masivos de comunicación, entre otros actos de apasionada devoción.
Por otra pate, la “Corrupción”, es definida como "el abuso de poder público para obtener beneficio particular" (Monografía.com). En su actual sentido social y legal, es la acción humana que viola las normas legales y los principios de la ética, mediante la desviación de caudales públicos hacia objetivos distintos (campaña política) a los que consigna el presupuesto en ejecución.
A partir de la juramentación de General Rafael Leónidas Trujillo y Molina, en el año de 1930, como presidente de la república (jefe de estado), en nuestro país se desarrolló el “Culto a la Personalidad”, a tal grado, que al del “Jefe”, con rango de generalísimo (al estilo Francisco Franco) se le agregó el título de “Benefactor y Padre de la Patria Nueva”.
El “Culto a la Persona” de Trujillo, se inició con los esloganes, afiches y comentarios de intelectuales por los medios de comunicación para favorecer el continuismo del “Jefe”, vía la repostulación presidencial. Trujillo utilizó fondos públicos para su continuismo de Estado, que finalmente lo convirtió en un dictador.
El 30 de mayo de 1961 terminó la “Era de Trujillo”, sin embargo, la muerte física del “Jefe” y la desaparición de la dictadura unipersonal, no hizo desaparecer el “Culto a la personalidad”.
Tenemos de ejemplo al doctor Joaquín Balaguer y Ricardo, quien forzó el continuismo en el poder a través de consecutivas repostulaciones, con empeño tal que para mantenerse en el poder utilizó no solamente los caudales públicos, sino que llegó a fomentar la corrupción administrativa. En una ocasión, Balaguer dijo que en su administración de doce años habían surgido trescientos (300) nuevos millonarios. Luego a Balaguer se le bautizo como “Padre de la Democracia”
Hoy vemos cómo, debido a la ambición de poder desatada por el actual mandatario y presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), doctor Leonel Fernández Reyna, se ha escapado de la botella “el diablo del continuismo” y el culto a su persona como progonos amantes de lo ajenos.
Con Leonel, algunos medios se benefician del caudal público, de ahí que estos kamikazes, coces de la comunicación, lo han bautizado como el “Príncipe”; cosa que le ha encantado, llegando sus conmilitones a elaborar una campaña de imagen para la Primera Dama bajo el eslogan de: “Con ella, seguimos con Él” y “Llegó Mamá”, en contra posición a Hipólito Mejía con “Llegó Papá”.
A partir de ahí, comenzaron a aparecer gigantescas y carísimas vallas promocionando simuladamente la re-postulación del “Príncipe”, como la que figura en la Avenida 27 de Febrero, con el eslogan “Porque él no se pertenece y el pueblo se lo merece”; y otra en la que el nuevo perínclito aparece mirando hacia el futuro, pensando en el destino de su re-postulación. ¿De dónde sale el dinero para el pago de esas vallas?
Por esas chulerías mediáticas, al “príncipe” se le despertó el apetito del continuismo, por eso, hábilmente engatusó al imberbe “Miguelito”, elaborando el famoso “Pacto de las Corbatas Azules” para lograr modificar en su totalidad la Constitución en beneficio de Él y sus allegados empresarios de FUNGLOBE. En la misma, fue abolida la “re-postulación presidencial (muchos equivocadamente hablan de reelección).
Las intenciones del “Príncipe” han sido tomadas en cuenta por sus funcionarios, quienes no siendo “Pendejos”, están metiendo mano al erario público a través del presupuesto nacional para promocionar tanto a la Primera Dama como a Leonel y de paso, favorecerse económicamente. De ahí los escándalos de corrupción y lavado de dinero proveniente del narco denunciados por algunos medios; sin embargo, el “Príncipe” está como aquel merengue sin letras: -“No dice nada, no dice nada”-. Pero tampoco no oye, no ve y no siente nada.
Por tales mituvos se explica la tolerancia hacia esos funcionarios señalados como corrupto, que en algunos casos son “patológicos”, por el goce de privilegios de Estado que permite que prevalezca una moralidad del lucro privado sobre la moralidad cívica.
¿Será cierto que el “Culto a la Personalidad” y a la “Re-postulación” genera corrupción? Habría que preguntárselo, entre otros, a los “sicarios” de la comunicación de masa, que no son pocos y que al país las mesadas les cuestan aproximadamente unos 700 millones de pesos cada mes. ¡¡¡Coooomo!!!.. ¡¡¡Si, si, mensualmente!!!
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