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domingo, 1 de noviembre de 2009

Hacer historia sin volver a equivocarnos

Yvelisse Prats-Ramírez De Pérez,
EN PLURAL- Listìn Diario- 31/10/2009


Filósofos de la antigüedad la llamaron “Maestra de la Vida”. Marx afirma que hay que conocerla para poder transformarla.

Freire la asume como proceso semoviente, no está hecha, la estamos haciendo nosotros a diario.

Me refiero a la historia. Y creo que las tres concepciones que menciono se articulan armónicamente para resaltar su importancia y su vigencia, esa que negó Fukuyama y que pretendían sepultar los neoliberales.

Conociendo la historia pasada arribamos a conclusiones aleccionadoras, evitamos repetir errores y nos motivamos a emular acciones correctas.

Hacer historia signifi ca que no aceptamos la inmutabilidad de las cosas, que creemos en el poder del libre albedrío que Dios otorga a Sus criaturas para cambiarse y cambiar su entorno. Los que somos de izquierda, sobre todo, asumimos misioneramente esa responsabilidad de ser protagonistas, de hacer o rehacer hoy lo que quedó ayer incompleto o mal formado, y lo que otros podrán mejorar mañana, dentro de esa visión procesual.

Torno continuo que teje las redes sociales que unen sueños, aspiraciones y angustias de los pueblos, la historia se hizo, se hace y se hará tomando los colores con que la tiñan los que enlazan sus hilos.

El Partido Revolucionario Dominicano construye su historia con materiales nobles: pero como son extraídos de la cantera variopinta que es la sociedad dominicana, uno que otro ladrillo presenta grietas y desniveles, y el pegamento que unifica las paredes, que es la ideología, no siempre se coloca en cantidad suficiente para asegurar la solidez del edificio.

Para identificar certeramente el o los ladrillos defectuosos, e indicar las dosis adecuadas y puras del Socialismo Democrático que necesitamos para reparar los muros desconchados del partido, Toni Raful inició el martes pasado una serie de artículos que ponen bajo un foco revelador, a la vez propositivo, realidades que han pasado inadvertidas o se han interpretado “asigún”, dentro del devenir histórico del Partido Revolucionario Dominicano.

Graves errores van tomando cuerpo para explicar fragilidades que han puesto a tambalear al PRD en el camino de la historia, de su historia, haciéndolo retroceder en ocasiones, disminuir en vez de crecer en la estatura de gigante que sus fundadores y Peña Gómez diseñaron.

Las luchas internas, los coqueteos con franjas sociales de derecha que nunca votan por nosotros porque tienen su propia historia y sus propios propósitos muy claros, y la vocación suicida de ostra abierta a irritantes externos que segregan dentro del partido sustancias ideológicas opuestas al Socialismo Democrático, han llevado al PRD a transitar laberintos en cuyos giros se han extraviado algunas de sus características y muchos de sus valores esenciales.

La enumeración que hace Toni Raful es aguda, propia de un historiador, también de un perredeísta herido con los malos recuerdos, el bochorno y el dolor de lo que no pudimos o no supimos evitar.

Pero es también un alerta de que todavía estamos a tiempo, si tenemos voluntad y agallas, de retomar la construcción del proyecto de izquierda que está claramente anunciado en el primer Programa Político del PRD publicado en 1942, contextualizándolo a tenor de la gran ola latinoamericana y mundial que está derrotando al neoliberalismo.

Al decidir hacerlo, ¡cuidado! No contratemos personal cuyos antecedentes y planteamientos coliden con nuestras posiciones doctrinarias y nuestros compromisos con las bases y con nuestro pueblo irredento.

Una sola baldosa que no sea del color del PRD, que no armonice en la ubicación de izquierda que nos corresponde, debe formar parte de este edificio rehabilitado.
Si acaso, en una alianza: pero no adentro, torciendo y enredando los hilos de la historia que tienen que anudarse en torno a nuestros ejes doctrinarios.

Sin metáforas, no soy poeta como Toni, quise serlo y la vida me dio la prosa ardiente de la política y del aula: nadie, absolutamente nadie que no crea en el Socialismo Democrático, debe ser miembro, menos aún dirigente, del Partido Revolucionario Dominicano.

Así lo exigen nuestros Estatutos, y así lo demandan, en cada clase de Historia del PRD que imparte la Secretaría de Educación y Doctrina, los compañeros y compañeras de la base que son los verdaderos hacedores de esa historia del Partido Revolucionario Dominicano.

Hacer historia, Toni, sin volver a equivocarnos.

 




 

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