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sábado, 11 de julio de 2009

¿Y las reglas?

Por Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Siempre me ha gustado saber cuáles son las reglas para actuar en cualquier terreno. Quizá lo aprendí en un terreno de béisbol, donde las reglas de juego son fundamentales para el sano desarrollo del deporte.
Lástima que muchos de nuestros dirigentes y líderes no sean deportistas de práctica y tradición ¿por qué? Porque el deporte enseña que en una competencia se gana y en otra se pierde, que para ganar hay que prepararse, ejercitarse, practicar sin medida, para que nuestra divisa resulte vencedora. Además, la práctica deportiva enseña que lo más importante es el equipo.
¿Y qué ocurre con el Partido Revolucionario Dominicano?
Que alguno o algunos entienden que se llega mejor saltando por la verja, tomando un atajo y presentándose a la meta como si se tratara de un competidor leal a las reglas. Eso no está bien.
De ahí que nunca me han gustado las proclamaciones que, en los más de los casos, son fruto de espejismos, de fuegos fatuos presentados como verdades con tal convicción que se logra apantallar a muchos.
La democracia sólo se puede medir cuando hay competencia, libertad y participación con reglas claras, respetadas, aceptadas y cumplidas por todos los candidatos.
La vida es como el mar: difícil, profundo, superficial, impredecible, tranquilo, sereno, encrespado.
Cuando alguien se sube en la ola debe actuar como el experto que navega sobre una tabla de surfear, pero debe estar conciente de que en cualquier momento puede ser volcado por la violencia de las aguas.
Un liderato se basa en trabajo, trabajo, trabajo, respeto a las reglas, respeto a los demás, trabajo, trabajo, conocimiento de los problemas y formas de afrontarlos para contribuir a su solución.
De lo contrario, cuando las adhesiones se consiguen mediante dádivas, con el respaldo del dinero o de favores, del mismo modo que llegan se retiran, no son auténticas coincidencias con un liderazgo sano, dedicado, trabajador, realmente preocupado por los problemas y con disposición y coraje para afrontarlos.
El dinero es un recurso importante para todo, pero si se usa para la compra de conciencias se corre el riesgo de que alguien haga mejores ofertas y los supuestos seguidores se vayan tras quien reparte la plata de manera más generosa.
Además, el liderazgo necesita de una experiencia en el respeto a los dirigentes que conforman la pirámide en cuya cúspide está situado el conductor.
En el PRD de hoy hay que tener mucho cuidado con el oro corruptor, la demagogia, las promesas incumplibles, los chanchullos y el irrespeto a la los estatutos.
No lo entierren antes de matarlo. ¡Bárbaros!

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