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viernes, 26 de junio de 2009

Bochismo, clientelismo y corrupción en nombre de la “democracia y el progreso”

pelandoelplatano@gmail.com

El verdadero instrumento del "progreso" radica en el factor moral. Giuseppe Mazzini (1805-1872) Político italiano

Recientemente el presidente Leonel Fernández proclamó que el Bochismo está en el poder y que su “modesto” papel desde el Estado es servir de legatario de las ideas del profesor Juan Bosch, “vínculo con el pasado y guía del futuro en la construcción de la democracia, la libertad y el progreso” de nuestro país. Que es el profesor Juan Bosch es el paradigma de la nación y que desde el 1996 él es presidente de la República Dominicana.
Todas estas alabanzas fueron vertidas en la apertura del encuentro internacional “Juan Bosch, Legado de la Humanidad”, que se celebró en la Cancillería con la presencia de invitados e intelectuales internacionales.
Con su alocución, Leonel les indicó a los comensales que el actual estilo de su gobierno es la consecuencia de las enseñanzas emanadas del gran maestro fundador el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
De ser así, vemos cómo el legado político del profesor Bosch ha reencarnado en Leonel, quien en su administración ha impulsado el clientelismo político, ideología puesta en práctica en nuestro país por el doctor Balaguer en el famoso gobierno de los 12 años.
Parece que Bosch y Balaguer estuvieron de acuerdo en que para el bien de la “democracia, la libertad y el progreso” de la nación se tiene que gobernar con los empresarios, permitir la corrupción dentro de la administración pública en combinación con el sector privado.
Que por la estabilidad social de la nación, se le debe de entregar parte del patrimonio nacional al empresariado dominicano.- Limitar las área protegidas para darle paso a los proyectos de los empresarios que tributan para el partido.- Autorizar empréstito con la garantía del Estado sin la autorización del Congreso Nacional.- Entregarles millones de dólares a un grupo de comerciantes para desarrollar un negocio de salud.- Otorgar concepciones mineras de forma administrativa sin calcular los daños para el ecosistema nacional.- Exonerar al empresariado del pago de miles de millones pesos, dinero que les fueron descontados directamente a los obreros y trabajadores de sus salarios.- Utilizar los fondos públicos para el financiamiento de campañas re-eleccionistas.
Parece que dentro del pacto del Centro Olímpico de 1996, Bosch y Balaguer, ambos maestros de la política nacional, establecieron que para el bien de la “democracia, la libertad y el progreso”, es necesario agenciarse por cualquier vía el acercamiento hacia sus parcelas a opositores; además del otorgamiento de obras grado a grado en violación a la Ley de Contratación de Bienes y Obras del Estado.
Leonel, como “legatario de las ideas” del fenecido líder del PLD, Juan Bosch, puso en marcha lo que quizás fue la intención de su amado maestro, la compra de la convención de su partido para una continuidad de Estado por vía de “la re-elección”, ya que Bosch sostenía que “saber gobernar, es mantenerse en el poder”.
Para el pensamiento Boschista, el “compromiso de pago” de parte Estado a la “Sun Land”, no es una deuda. Ni que una “nota promisoria”, no es un “pagaré”. Ni que el traspaso de acciones de la REFIDONSA a PDVSA, no constituye una “venta”.
Entonces ¿El legado del Bochismo para la libertad, la democracia y el progreso, es el clientelismo y la corrupción?

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