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domingo, 10 de marzo de 2013

La seguridad jurídica es la espada de Damocles


La seguridad jurídica es la espada de Damocles
Lic. Luis Ma. Ruiz Pou

“La espada de Damocles” es una frase utilizada para ejemplificar el peligro que acecha a quienes ostentan un poder; ya que pueden perderlo todo de un golpe, incluida la vida.

Damocles fue un personaje afortunado, cortesano adulador de la corte de Dionisio II. El rey de Sicilia conocía la ambición de éste. Lo invitó a una fiesta para que disfrutara opíparamente del banquete servido por el propio rey. Tan pronto Damocles se dio cuenta que colgaba una afilada espada atada por un único pelo de caballo directamente sobre su cabeza, inmediatamente se le quitaron las ganas de los apetitosos manjares y le dijo al rey, que ya no quería seguir siendo su hidalgo afortunado.
 
Los tradicionales cortesanos de la “inversión extranjera”, han estado utilizando la figura de la “Seguridad Jurídica” como “La Espada de Damocles” para chantajear al gobierno que trata de rescatar los intereses de los dominicanos. Ya lo hicieron con el contrato de la Barrick Pueblo, que adolece de vicios de consentimiento.

Dentro de la ya tan cacareada “Seguridad Jurídica”, tenemos la exigencia del cumplimiento de los códigos que reglamentan, tanto la materia civil como la penal; garantía de los derechos individuales en los procedimientos judiciales.

El escándalo de Bahía de las Águilas, en la zona de Pedernales, es una “Espada de Damocles” colocada por los cortesanos de la inversión extranjera sobre el cuello del gobierno. Invocando “seguridad jurídica”, intentan legalizar  contratos mafiosos de compraventas de certificados de propiedad.

Los compradores de “buena fe” a testaferros, están invocando “seguridad jurídica”, demandando el cumplimiento de la “Prescripción Penal”, artículo 45 y siguiente del código Procesal Penal Dominicano.

Ante elaborar los contratos de compraventas, el estado fue privado de sus derechos, con un montaje de repartición de tierras a parceleros, a quienes les falsificaron las firmas para vendérselas a terceros, ¡Esa acción!, constituye una -causa de nulidad absoluta-.

El presidente Danilo Medina no tiene ninguna ambición personal. No es ningún hidalgo adulador de los representantes de la “inversión extranjera”, tampoco está visitando altares en villas para disfrutar de sus manjares, como los hicieron otros; por eso se ha empantalonado para redimir la dignidad nacional, como los es “Bahía de las Águilas”.

 El gobierno vía los tribunales, debe de colgar la afilada “espada de Damocles”, atarla al pelo de la justicia directamente sobre las cabezas de los vendedores  para que, con una acción reenviadora, anule por sentencias, los contratos de compraventas de Bahía de las Águilas, mediante el principio de la “Evicción”; y que se les ordene a los vendedores, devolver la totalidad del precio, resarcir los perjuicios y pagar las costas judiciales a los compradores de “buena fe”, bajo el principio de la “seguridad jurídica”. ¡Y haréis justicia!  


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