Las promesas como atracción

Lic. Luis Ma. Ruiz Pou
E-mail: luisruiz47@gmail.com

“Hay quienes se parecen a un cheque de un millón de dólares girado contra un Banco en quiebra. Prometen mucho y no es posible obtener nada de ellos. (Orison Sweet Marden)
Según el diccionario VOX, la promesa es una obligación que nos imponemos de hacer algún servicio o de dar alguna cosa; es un augurio, señal, esperanza. Es un compromiso.
La palabra promesa en el griego es la palabra epaggelia, que significa anuncio que sale, comprometerse a hacer algo, afirmar, aseverar, mantenerse, profesar, empeñar, jurar, dar por seguro, certidumbre, certeza, garantía, seguridad de que se hará. Es una seguridad divina que llevará a cabo lo que dijo.
Siempre he dicho que ésta es una sociedad con pensamiento estomacal y de una vida muelle. Le gusta que los gobernantes le prometan y le den de todo a cambio de nada. No piensan en su país como lo dijo el ex-presidente Kennedy “Nunca pregunte que puede hacer tu país por tí, pregúntate que tú puedes hacer por tu país”
Una de la posición más clara en ese sentido, la tuvo J. Arismendi Trujillo y Molina (Petán) quien sostenía que “al dominicano para que te sigan, enséñale un billete de 20 pesos, y prometele que se lo vas a dar más tarde, y verás que te seguirán hasta que se lo entregues”. Decía que para hacer política, sólo bastaba con “ron, comidas y mujeres”. Hoy, con la ideología del clientelismo, esas cosas no han variado mucho.
En cada partido o agrupación política, existen dirigentes que se creen que el reino, la soberanía y la voluntad son de ellos; ya que se consideran los más eficaces y que los demás son pequeños. Aspiran a que le proclamen en la mañana misericordia y en la noche fidelidad, sobre la base de sus promesas.
Estos señores cuan toro enamorado de la luna, en su afán de lograr sus objetivos, prometen desde arrancar una rama del cerro más alto para plantarlo en la cima de un monte elevado, hasta construir el rascacielos más alto del mundo.
Los hechos señalan al pasado y al presente. Como ejemplos tenemos las promesas de campaña del ex-presidente Hipólito Mejía, dijo “por razones de principios y como hombre de palabras, juró que no duraría más de un día del tiempo establecido en el cargo por la Constitución” (…); de que revisaría los contratos de la privatización; de que sometería a la justicia a los corruptos; que su gobierno aplicaría los pensamientos del doctor José Francisco Peña Gómez; que le entregaría a un perredeísta la presidencia; que nunca aspiraría a reelegirse; sin embargo, hizo todo lo contrario. Modificó la constitución para buscar la reelección. ¡¡¡Le entregó el poder a Leonel!!!
El doctor Leonel Fernández Reyna en el discurso de juramentación como Presidente de la República, prometió que terminaría con el dispendio de los recursos, ya que el tren del Estado estaba sobrecargado, de Sub-Secretarios y Ayudantes Civiles; que iba proveer de comidas a miles de familias pobres y de medicamentos a los hospitales; que se eliminarían los teléfonos celulares y las jeepetas a los funcionarios, además de bajar a un 10% los impuestos para beneficiar la clase media y baja. Sin embargo, ¿Qué ha ocurrido?..¡¡¡Todo lo contrario!!!- ¿A cumplido algunas de sus promesas?
Alonzo de Ercilla dijo: “quien promete con mucha ligereza, se va arrepintiendo despacio”. Es que “toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.
Las promesas hablan por nosotros, los hechos dicen lo que nosotros estamos haciendo o ya se hizo. Las promesas siempre hablan de lo que será y se tendrá; los hechos hablan de lo que se tiene ahora.
El clientelismo permite que algunos políticos sean capaces de prometer cualquier cosa, que luego en la realidad, no es posible que cumplan algunas de ellas como atracción.